Lo que el resto no sabe
es que la talla de un continente
hace tiempo se te quedaba corta.
Que estás jugando con la luz,
los meridianos, incluso el sol
como un estratega del positivismo.
Como si fuera tu lucha insuficiente,
teniendo la necesidad del doble,
en la medida posible, mitad.
Porque lo que el resto no sabe
es que jugamos a los relevos,
empalmando jornadas,
sumando intervalos.
Has construido mecanismos trasatlánticos,
que arrancan motores
y dan ganas de poder.
Poder contigo como ejemplo,
con un listón tan alto como humilde
que no intimida, sino enseña.
Que apunten el día en el que apareciste,
suerte la nuestra,
efeméride del cincuenta y nueve.
No es cosa mía que se queden cortas
las palabras, la distancia
y los abrazos.
Tú siempre mereces más.
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